Sería más apropiado titular la gestión del tiempo como “el arte de los malabares”. Sí, escuchamos que debemos aprender a administrar correctamente nuestro tiempo desde el final del bachillerato, cuando se acercan los exámenes de admisión a las universidades y pronto nuestra vida se llenará de tareas serias y responsabilidades. No obstante, a pesar de toda la importancia que le damos al concepto, sigue siendo difícil aplicarlo a nuestra vida cotidiana como debe ser.

Hagamos un ejercicio: enumera las millones de cosas que tienes que hacer en un día. ¿Con qué frecuencia logras cumplir cada una de ellas? ¿Cuántas de esas cosas nunca las terminas porque no te organizaste con anticipación para asumirlas? No existe una sola vía correcta para gestionar tu tiempo. Nadie te enseña a tomarte un día de anticipación para planificar todo lo que quieres hacer y concretar. Aprendemos a través de ensayo y error, y lo utilizamos con mayor y menor eficacia. Para algunas personas esto no representa un problema. Sus vidas están perfectamente estructuradas. Pero, para aquellos como muchos de nosotros que andamos por ahí haciendo malabarismos con múltiples carreras e intereses, ser eficientes en la gestión del tiempo es tan necesario como respirar.

Una dura realidad: algunas personas son mejores que otras para lograrlo con el mismo esfuerzo. La verdad es que hacer malabares es una cuestión de enfoque y la coordinación, y la gestión de tu vida no es muy diferente. El enfoque y la coordinación son habilidades que vas desarrollando a lo largo del tiempo, y mientras más te esfuerces en ponerlas en práctica, mejor será su aplicación. Las personas que andan por ahí haciendo mil cosas a la vez con tanta tranquilidad, en realidad han perfeccionado su gestión del tiempo. Esta habilidad se ha convertido en su segunda naturaleza. Tú puedes lograrlo siguiendo estas 5 pautas:

1. Establece prioridades y objetivos

El establecimiento de micro y macro objetivos es el primer paso para la gestión de tu vida. Estos pueden ser tareas diarias, metas semanales o incluso objetivos anuales que los que irás trabajando de manera constante. Fijar metas para lo que se debe sin excusas hacer, lo que deberías hacer y lo que puedes esperar, definitivamente hace que sea más fácil establecer prioridades. De esa manera no perderás tu mente cuando algo de menor importancia en la lista todavía está pendiente.

2. Organiza tus horarios

Ahora bien, debes ser siempre consciente de tu horario. No está permitido dormirse en los laureles, ni siquiera en los momentos de descanso. Sí, debes programar tus ciclos de sueño. La forma de hacerlo depende de ti. Una agenda siempre es una gran aliada, ya sea un calendario de pared, una plataforma digital y móvil (te recomendamos el Google Calendar, es muy práctico y se sincroniza con tu cuenta de correo Gmail) o, si eres alguien que va por lo clásico, una elegante libreta de notas diarias.

¿Por qué es necesario ‘agendarse’? Estamos seguros de que no querrás estar doblando tus camisas a las 2 de la madrugada o lamentando haber perdido una importante consulta médica por la que esperaste varias semanas o meses. Además: llegar a tiempo a las citas y cumplir a tiempo con tus responsabilidades es importante para tu reputación.

3. Regla de oro: sé consistente

Perder la conciencia de tus necesidades y deseos es una manera segura de sabotear todo tu esfuerzo.

Por eso, debes ser consistente. La clave para construir el enfoque necesario para que seas consciente de tu horario se debe convertir en parte de tu naturaleza. Ten en cuenta que no se trata solo de tu(s) carrera(s) que necesitan ser coordinadas. Cuando tienes tanto que hacer y la falta de logística es un problema, todo debe ser tomado en cuenta. Esto incluye los cumpleaños de tu familia, amigos y allegados; las citas con tu médico, atender labores domésticas, buscar tus camisas en la tintorería, realizar tu rutina de ejercicio y asistir a la cena/cita en la que te habías comprometido.

4. Mantén un propósito como norte

No importa la herramienta, es casi imposible lograr todo esto y mantenerse al día sin un sentido de propósito.

Debes tener siempre presente: qué tanto puedes hacer y qué tan bien puedes lograr hacer todo lo que te propones de una manera coordinada. Es un esfuerzo agotador hacer malabares entre múltiples carreras: finanzas, relaciones y el resto de tus intereses personales. Si no le pones corazón a todo ese esfuerzo, algo no saldrá bien. Debe existir una fuerza motriz, de lo contrario terminarás al borde de un ataque cardíaco y, no solo siendo, sino haciendo infeliz a todos los que te rodean.

5. Recuerda siempre que eres humano

Por último: no eres una máquina. Si llevas tres días consecutivos durmiendo poco o nada, el tiempo que inviertas será cada vez menos productivo, especialmente si en un mismo día tienes tres compromisos y debes cumplir ocho horas de trabajo.